La vida esta llena de paradojas. He aquí dos de ellas:

  • Tras los atentados de París el pasado mes de noviembre, muchos ciudadanos -y medios de comunicación- entonamos el mea culpa por la poca atención que prestamos en occidente a los atentados que suceden en oriente. Ahora bien, no deja de sorprender que el atentado contra cristianos en Siria, que dejó 60 muertos, no sea mencionado en la portada de ninguno de los cuatro diarios nacionales. Es cierto que hoy había noticias relevantes, pero es una noticia que merece siquiera una mención.
  • Me ha alegrado mucho que la semana pasada Mark Zuckeberg, el fundador de Facebook, haya salido en defensa de los musulmanes tras los ataques desmedidos de Donald Trump. Sin duda es una buena noticia que una figura de su talla se posicione con claridad en este tema. No es la primera vez que Facebook toma parte ante noticias relevantes. Todos recordamos cómo hace un mes era posible ponerse la bandera de Francia sobreimpresionada en la foto de perfil con sólo hacer un click. Por esta razón, sorprende que facebook no ofrezca la posibilidad de poner el símbolo de los cristianos perseguidos: es la comunidad más perseguida del mundo, como reconocen medios de comunicación tan poco afines a sus intereses como por ejemplo The Economist.

Y uno se pregunta, ¿estamos ante un silencio paradógico o es que nadie se atreve a salir en defensa de los cristianos?

Acabo con una famosa reflexión, sea o no de Bertolt Brecht.

Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó.

Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó.

Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.

Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó.

Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó.

Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.

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