Todos nos acostumbramos a muchas cosas buenas. Y una a la que estamos más habituados es el buen perder de Rafa Nadal. Hace unos días caía eliminado contra su compatriota Fernando Verdasco en el Open de Australia. Como él mismo dijo fue una derrota dura. Después de varios meses jugando mejor y soñando de nuevo con grandes triunfos en el circuito, cayó a las primeras de cambio. Sin embargo, creo que no debemos dejar de admirar cómo Nadal no busca excusas para sus fracasos, mira siempre hacia adelante con un optimismo fundamentado en el trabajo y nos recuerda que en esta vida es importante aceptar que no siempre se gana. Muchas gracias a Rafa Nadal, un hombre del que tanto se puede aprender tanto en la victoria como en la derrota.
Javier García Herrería