Me ha parecido muy interesante la encuesta de la fundación del BBVA sobre la confianza que tienen los españoles en diversas instituciones. Es una fundación seria e independiente, y sus estudios gozan de prestigio en el sector de la sociología.

A estas alturas de la película nadie piensa que la Iglesia tenga una buena imagen más allá del círculo de las personas creyentes. Ahora bien, creo que conviene reflexionar sobre hasta qué punto la percepción de nuestros conciudadanos es realmente mala. Así entenderemos mejor el mundo en el que nos movemos y cómo nos ven nuestros paisanos. 

Pero antes de hacerlo invito al lector a ver detenidamente este gráfico, que señala el tanto por ciento de personas que puntúa más de 5 sobre 10 a diversas instituciones. 

La verdad es que uno no sabe con qué parámetro es más humillante comparar el grado de confianza que genera la Iglesia. Por ejemplo, la Iglesia tiene el mismo prestigio que ¡el gobierno de la nación! o los sindicatos… Eso quiere decir que cuando un católico defiende la doctrina del magisterio, o determinadas decisiones de la jerarquía, muchas personas piensan algo parecido a lo que tú sientes cuando un político trata de venderte algo con lo que de entrada no estás de acuerdo. ¿Cuántas posibilidades de éxito tiene?

Todos tenemos sesgos que nos dificultan comprender los puntos de vista diferentes, pero los prejuicios (y juicios) que tienen los españoles hoy día respecto a la Iglesia son enormes. Como siempre, ante este hecho caben dos reacciones, buscar culpables fuera o hacer autocrítica y ver qué hay que mejorar. Yo de momento me quedo con una idea clara: cuando expones tus ideas conservadoras en el debate público eres visto con mucha menos confianza que la que tú tienes en los medios de comunicación o en las organizaciones ecologistas.

Por eso, hay que hacer un esfuerzo mayúsculo para que las formas y el contexto de los mensajes sean los más oportunos posibles. No basta con tener buenas razones, hay que poner mucho empeño para que la gente nos vea con buenos ojos.

La Iglesia tiene muchísimas cosas estupendas, empezando por unas creencias que se preocupan como nadie por los más desfavorecidos (basta ver el número de personas y la inversión económica que realiza en estos ámbitos). Sin embargo, queda mucho trabajo para reconocer y cambiar lo negativo,  destacar lo positivo y mejorar la comunicación del legado cristiano.

* Imagen del artículo ©Tim Mossholder vía Unsplash

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